lunes, 21 de marzo de 2016

La cena de Trimalción


Era una pieza de vajilla en forma de globo, que llevaba grabados en círculo los doce signos del zodíaco: y encima de cada uno de ellos el constructor había puesto una comida adecuada y en correspondencia: encima del carnero había colocado garbanzos cornudos; encima del toro un trozo de carne de vaca; encima de los gemelos, testículos y riñones; sobre el cangrejo, una corona; sobre el león, un higo de África; sobre la virgen, vulva de cerda; sobre la libra, una romana que contenía en un platillo un pastel y en el otro una tarta; sobre el escorpión, un pequeño pez marino; sobre el sagitario, un “oclopeta”; sobre el capricornio, una langosta de mar; sobre el acuario, una oca; sobre los peces, dos salmonetes. En el centro, un terrón de tierra con su césped sostenía un panal de miel. Un esclavo egipcio daba la vuelta ofreciendo pan caliente en un pequeño horno de plata…
…Y él mismo se puso a destrozar con una voz espantosa una canción tomada del mimo del Mercader de Laserpicio. Viendo que nosotros nos acercábamos a unos manjares tan vulgares con muy poco entusiasmo, dijo Trimalción:
-Si queréis hacerme caso, comamos. Esta es la ley de la cena.

CAPÍTULO XXXVI

Dicho esto, se adelantaron cuatro bailarines que pataleaban al son de la orquesta y quitaron la cubierta de la gran bandeja. Hecho esto, vimos debajo aves de corral, pezones de cerda y, en el centro, una liebre adornada con alas, de forma que figuraba un Pegaso. Vimos también en las esquinas de la bandeja cuatro Marsias con pequeños odres que vertían una salsa de pimienta sobre unos peces que nadaban en este otro Euripo. Todos estallamos en aplausos…

(Satiricón, de Petronio)